Estafa de criptomonedas podría generar un conflicto inesperado
Las criptomonedas han captado la atención de muchos, ofreciendo una promesa de descentralización y libertad financiera. Sin embargo, este mundo digital no está exento de riesgos, y en ocasiones, las cosas pueden salir mal, dejando a los inversores en una situación complicada. Cuando la seguridad falla, los efectos no solo tocan las billeteras, sino que también pueden tener repercusiones en el ámbito diplomático.
Recientemente, un caso viejo volvió a resurgir: una operación en la que millones desaparecieron y que está provocando acusaciones entre potencias globales. Todo comenzó con un supuesto hackeo masivo en 2020 que afectó a LuBian, un pool de minería situado en China. En aquel entonces, se perdió una impresionante cantidad de 127.272 BTC. Aunque al principio pasó desapercibido, ahora China sostiene que esos bitcoins fueron incautados de manera encubierta por agencias de inteligencia estadounidenses.
Se habla de un valor total de esos activos que supera los 14.000 millones de dólares. Según las autoridades chinas, el Departamento de Justicia de EE. UU. estaría controlando estas billeteras digitales. Un informe del Centro Nacional Chino de Respuesta a Emergencias por Virus Informáticos sugiere que hubo una operación de inteligencia que realizó transferencias de fondos sin que hubiese un aviso oficial.
Además, el mismo informe revela una falla en la seguridad criptográfica en la generación de claves de LuBian. Esto posibilitó que se accediera a las billeteras de forma indebida. Este robo permaneció oculto durante años, pero a partir de 2023 los fondos comenzaron a moverse, encendiendo las alarmas.
La investigación estuvo a cargo de Arkham Intelligence, una firma experta en el rastreo de activos cripto, que descubrió las billeteras vinculadas al DOJ. Esta conexión reavivó el conflicto y ocasionó acusaciones de Pekín que podrían tener un alcance mayor al ámbito digital. Aunque Estados Unidos no ha realizado comentarios oficiales, su silencio solo aumenta las desconfianzas.
Este caso no solo cuestiona la confianza en la trazabilidad de las criptomonedas, sino que también abre un nuevo capítulo en la disputa tecnológica y geopolítica entre estas dos grandes potencias. En un entorno donde se busca la transparencia, situaciones como esta añaden una capa de complejidad y desconfianza que no es fácil de ignorar.